martes, 27 de diciembre de 2011

Elogio de MacNamara

El señor Robert MacNamara, fue secretario de defensa norteamericano durante la guerra de Vietnam y posteriormente presidente del Banco Mundial. Murió en el 2009. No creo que sea santo de devoción de los sectores “progresistas”.

Sin embargo, fue una persona lúcida y honesta intelectualmente (hay ciertas dudas sobre su honestidad política, por el engaño del Golfo de Tonkín).

Antes de encumbrarse en la política y en las finanzas, MacNamara, durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó en la Oficina de Control Estadístico, que se encargaba del seguimiento de las misiones de los bombarderos B29. La costumbre era que habiendo salido un bombardero en misión, la tripulación, mientras se acercaban al objetivo, iba revisando la operación del aparato, si encontraban un error, se abortaba la misión y se volvía a la base. MacNamara descubrió que el grado de errores detectado era anormalmente alto, y dedujo que lo que ocurría era que la tripulación sentía miedo, y tendía a imaginar errores para escapar del riesgo. MacNamara convenció al mando que prohibiese que un avión que había ya despegado volviese antes de desempeñar su misión. De esta manera logró incrementar mucho la eficiencia de los bombarderos. No debió ser fácil convencer al mando que el problema era el miedo de los aviadores.

Hace unos años lo vi en un documental, referirse a la ética de los bombardeos. Creo que el periodista le preguntó si se podía justificar el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki , MacNamara respondió que mucho peor fue el bombardeo de la población civil de Tokio con bombas incendiarias. Como las casas eran de madera, murieron decenas de miles de japoneses. Terminó diciendo: De haber perdido los Estados Unidos la guerra, hubiésemos sido juzgados y condenados por crímenes de guerra.

¿Porqué MacNamara dijo, en plena guerra, que los aviadores norteamericanos tenían miedo? Porque su responsabilidad era mejorar la eficiencia de los bombardeos.

¿Porqué dijo que el bombardeo de Tokio fue un crimen de guerra? Porque era cierto, y alguien tiene que decir la verdad.

En el Uruguay vivimos una guerrilla Tupamara y una dictadura cívico-militar. Ambas partes se han dedicado los últimos 25 años a decir lo que queda lindo.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Llamado a los Tupamaros para defender a los pobres.

Señores Tupamaros:

Ustedes que en épocas pasadas se batieron tan valientemente en defensa de los pobres y los indefensos, les pedimos ahora que salgan nuevamente a la lucha en defensa de los pobres, que nunca antes habían sido tan brutalmente castigados, explotados y condenados a la miseria, por grupos fascistas en el poder fácilmente identificados.

La situación de los pobres:

A los pobres se les niega en los hechos el acceso a una educación que les permita a ellos y a sus hijos el progreso en la vida.

La educación pública, a pesar de que se le ha aumentado grandemente el presupuesto (presupuesto pagado en gran medida con los impuestos de los pobres), es mala, se da en locales vergonzosamente inadecuados, y es incapaz de enseñar medianamente las habilidades básicas para defenderse en la vida y acceder a un empleo mejor. No enseña a escribir, ni a hacer las cuentas elementales, y ni siquiera a hablar correctamente.

Lo poco que podría enseñar, la mayoría de las veces tampoco lo hace, sea por las faltas de los profesores individuales o por las huelgas docentes cada vez más frecuentes.

Es tan poco lo que da, y tan frustrante concurrir a ella, que cada vez más jóvenes dejan de asistir a la escuela y al liceo.

En los diarios se publican las quejas y reclamos de los vecinos de los barrios más ricos, como Pocitos o Carrasco, que reclaman seguridad y protección contra los asaltos y copamientos. No diremos que estos vecinos la estén pasando mal, pero nosotros la pasamos mucho peor. Indudablemente no podemos pagar un guardia de seguridad privado, así que no nos animamos a dejar nuestras casas por temor a que nos desvalijen, ni podemos dejar sola la ropa tendida porque la roban.

El gobierno, para decir que nos ayuda, y en realidad para comprar nuestros votos, nos regala $2.800 por mes. ¿Alguien puede pensar que por ese dinero podrá vivir dignamente? Si nosotros y nuestros hijos no pueden educarse, ¿tendremos que vivir el resto de nuestras vidas con un regalo de $2.800 mensuales? ¿Nos quitan la educación gratuita y a cambio nos dan $2.800? ¡Si un colegio privado cuesta el doble o más!

¿O creen que con los $2.800 vamos a pagar un servicio de policía 222 para que no nos roben el producto de nuestro trabajo?

Los culpables

El tema de la seguridad no lo vemos muy fácil, pero cualquiera se da cuenta que si los jóvenes estuvieran concurriendo al liceo, habría menos robando en las calles. Y es fácil comprender que con más policías los ladrones no serían tan osados.

El tema de la educación, por el contrario, es facilísimo: La educación pública está dirigida por una banda fascista disfrazada de sindicato, que se opone sistemáticamente a todo cambio que les quite poder. Hay que sacarlos a todos y poner profesores que quieran enseñar.

Las medidas de lucha

En épocas pasadas, los Tupamaros tomaron estas mismas medidas, pues bien, pensamos que ahora están mucho más justificadas.

Proponemos:

Expropiar (asaltar) los lugares de pago donde vagos y acomodados reciben sueldos principescos por no trabajar, hay muchos pero se podría comenzar con la Intendencia de Montevideo y el Banco República .

Dinamitar los lugares donde se reúne este grupo que nos explota: El Palco Oficial del Estadio y El Teatro de Verano.

Llevar a la cárcel del pueblo a los ministros responsables de éste desastre, como mínimo al Ministro de Cultura, al Ministro de Desarrollo Social y al Ministro del Interior.

Secuestrar para hacer presión sobre el gobierno a los embajadores que lo apoyan, especialmente al de Venezuela.

Estamos seguros señores Tupamaros, que estas medidas que tan buen éxito han tenido en el pasado podrán nuevamente lograr que a los pobres se nos haga justicia.