En el año 1976 el senador Zelmar Michelini y el diputado Héctor Gutiérrez Ruiz fueron asesinados en Buenos Aires por elementos vinculados a la dictadura argentina.
Fue un crimen terrible, y aún no se ha hecho justicia. Michelini y Gutiérrez Ruiz ingresaron al panteón de los héroes.
Las circunstancias de la muerte de Héctor Gutiérrez Ruiz no carece de sordidez. Se cree que la principal cause del asesinato no fue polítca, fue el robo. Esto lo declara Marcos Gutiérrez Rodríguez, hijo mayor de Gutiérrez Ruiz en un reportaje realizado por César di Candia.
Según dice el Sr. Gutiérrez Rodríguez, su padre, Gutiérrez Ruiz, estaba en posesión de lingotes de oro robados por los Tupamaros a la familia Mailhos. Como los Tupamaros tenían dificultades prácticas para vender el oro, recurrieron a los servicios del diputado, por entonces presidente de la Cámara y director del diario blanco El Debate. Gutiérrez Ruiz utilizaría el oro robado para financiar al periódico.
Los asesinos, enterados de que las víctimas tenían el oro, los asesinan y se quedan con los lingotes.
Por respeto a los muertos no nos ocuparemos de juzgar la conducta del Sr. Gutiérrez Ruiz, peor analicemos la d e su hijo, el denunciante de los hechos, Marcos Gutiérrez Rodríguez:
Gutiérrez Rodríguez, hijo de uno de los más ilustres muertos de la dictadura, no tenía necesidad de declarar la verdad de los hechos. Es un principio penal reconocido que los hijos no están obligados a declarar contra los padres. Podría haberse callado y dejar a su padre dormir tranquilo el sueño de los héroes. De haber querido, amparada por la gloria de su padre, podría haber hecho carrera política o por lo menos conseguido una sinecura del estado (los ejemplos los tenía a mano).
Veamos lo que tenía que decir al respecto el Dr. Carlos Quijano (citado por Di Candia, El País Digital, 25 de diciembre, 2004) , fundador y director del emblemático semanario Marcha, desde su exilio en México: “Los asesinaron (a Michelini y a Gutiérrez Ruiz) vilmente y ahora, después de muertos, quieren asesinarlos otros vez, cubrirlos de lodo, calumniarlos.” No queda claro si el Dr. Quijano se refiere a la versión anterior de las razones de la muerte de Gutiérrez Ruiz, u a otras, de que los mataron por estar en conversaciones con Vegh Villegas para lograr una salida negociada a la dictadura. De todas formas, el Dr. Quijano es un paradigma de la moral del uruguayo medio, prefiere la propaganda política a la verdad.
Sin embargo, por amor y respeto a la verdad, Marcos Gutiérrez Rodríguez declara cómo sucedieron realmente los hechos. Nos da a todos los uruguayos un ejemplo de coraje moral, de integridad y de honestidad. Gutiérrez Rodríguez es demasiado bueno para la mediocridad moral de los uruguayos, y muerto en un accidente hace pocos años, permanece en el olvido.