En el Uruguay el individuo no está de moda. Todo ahora es colectivo. Hasta las obras de teatro se escriben colectivamente.
La autoridad es una mala palabra. En un grupo de trabajo, nadie es más que nadie. El jerarca no tiene autoridad para decidir, no existe el jerarca. Se decide por consenso.
En otras sociedades (por ejemplo, en el Uruguay que redactó nuestra Constitución) , se entiende que las personas difieren por sus habilidades y virtudes. Se busca que los más hábiles y virtuosos tengan la autoridad para tomar decisiones, se establece una jerarquía. Las personas con más autoridad, tienen también tienen más responsabilidades.
El jerarca en general gana más, tiene mayor libertad de horarios, elige la fecha de sus vacaciones, a veces tiene un auto con chofer. Pero cuando alguien del grupo hace algo mal, el jerarca asume la responsabilidad por el grupo. A veces se queda sin sueldo, sin horarios de entrada y salida, sin vacaciones pagas, sin auto con chofer. Porque él es el responsable.
En el Uruguay las personas no son responsables. Están al nivel de los niños, de los imbéciles, de los inimputables.
El presidente pide perdón por las muertes que no causó, pero no reconoce responsabilidad por las malas acciones que cometió.
Seamos coherentes, declaremos amnistía general e irrestricta, abramos las cárceles. Saquemos las rejas de los cementerios, los muertos que quieran levantarse de sus tumbas, que lo hagan.