Ya estamos todos de acuerdo en que la educación precisa cambios inmediatos y profundos. ¿Pero, qué cambios?
Estas son mis propuestas:
a) No educar en valores. Hace poco la viceministra de cultura, comentando los magros resultados de los alumnos liceales uruguayos en la evaluación por los exámenes Pisa, dijo que si bien los resultados en matemáticas e idioma español pudieran ser pobres, hay que tener en cuenta que en el Uruguay también se educa en valores, como el de la solidaridad. La ingeniera Simón, que es realmente inteligente, dijo una soberana estupidez. Puede que se eduque en valores, pero los resultados si se pudiesen medir, serían peor que los de matemáticas e idioma español. No puede decirse solidaria una sociedad como la uruguaya que sistemáticamente abusa de los más pobres, por ejemplo, dándoles una pésima educación. El gremio de omnibuseros que habitualmente declara un paro sorpresivo y deja a la gente esperando en la parada, ¿es otro ejemplo de solidaridad uruguaya? La verdadera educación en valores no se hace mediante declaraciones de intención, sino con el ejemplo. ¿Qué enseña mejor a ser puntuales, una conferencia sobre el tema o que el profesor siempre llegue en hora? En definitiva, los valores se enseñan con el ejemplo, y las clases deben ser de matemáticas e idioma español.
b) Mercantilizar la educación. La educación es el camino para la ascensión social. ¿Ahora bien, alguien cree que las clases altas son más espirituales o más sensibles que los pobres? No, tienen más plata. Entonces la ascensión social no se da estudiando materias que desarrollen los valores espirituales, se da con materias que aumenten la capacidad de conseguir mejores empleos. El presidente tiene razón, se le debe dar a los jóvenes educación que le resulte útil para trabajar. Luego, el que quiere lee a Herrera Reissig, y el que no mira televisión.
c) Perder la identidad nacional. Georgia es una ex república soviética donde se habla georgiano y ruso. Pero ahora que ya no pertenecen más a la Unión Soviética y decidieron que el segundo idioma, luego del georgiano, sea el inglés. Como les falta maestras de inglés las traen de Australia, Inglaterra y los Estados Unidos. Como no les pueden pagar mucho, las alojan en casas de familia. Como las maestras entienden la utilidad de su aporte, sacrifican sus ingresos y van. ¿Han intentado hablar inglés con un producto de la educación pública uruguaya? Parece que parte de la identidad nacional es la mediocridad y la grisura, es una parte que bien haríamos en perder. ¿No habrá un libro suizo de física liceal mejor que los libros nuestros? ¿Por qué no la traducimos? ¿Acaso la física no es igual en Suiza que en Uruguay?