sábado, 2 de abril de 2011

Un paseo por el infierno

Mis amigos saben que generalmente permanezco recluido en mi palacete de El Prado, atendido por valet, mucama y cocinera y mantenido por los suculentos dividendos que me envía regularmente mi banco privado en Suiza. Paso mis días dedicado al Pommery, al whisky de Skye y a la lectura de las obras completas de Sócrates (en griego).

Días pasados, un poco aburrido en mi espléndido aislamiento, decidí caminar por el Centro de Montevideo y me encontré con una amiga de infancia que trabaja en la justicia penal. Pocos días después me encontré con otro amigo del liceo, que casualmente está vinculado al mismo tema.

Ambos me describieron un panorama, alejado de las estadísticas, pero cercano a la experiencia directa y con la evidencia de innumerables anécdotas.

Cuento algunas para que mis amables lectores comprendan de qué viene el asunto:

· Un policía encargado de vigilar la puerta que va del celdario al patio de recreo: a cada preso que desea salir al patio, le cobra veinte pesos.

· Un prisionero, en la sección de máxima seguridad, mata a otro con un una pistola de alto poder. ¿Cómo la obtuvo? (este hecho tuvo difusión en prensa).

· Los presos que no terminaron la escuela, pueden asistir a clase en la misma cárcel. A veces los alumnos toman el cuaderno y el lápiz, y esperan todo el día que la guardia les abra la puerta para asistir a clase. La puerta no se abre.

· Los policías de guardia liberan transitoriamente a los presos para que salgan a robar y compartir el botín. Un preso denuncia esto al Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario. A éste le cuesta creer en la denuncia, entonces el preso le exhibe como prueba del contubernio un uniforme completo de policía que la guardia le entrega para que robe disfrazado de colega. El Comisionado tiene dificultades para que un juez le reciba la denuncia.

· Se ordena una requisa en la cárcel, aparece gran cantidad de “cortes” (cuchillos caseros). Al tiempo se hace una requisa de los guardias de la cárcel, aparece una gran cantidad de “cortes”. ¿Cómo entran los “cortes” a la cárcel? Ahora lo sabe.

· Un porcentaje muy importante de los presos jamás han visto a sus defensores de oficio. ¿Qué dicen los defensores de oficio? Que van a las cárceles, piden para ver a sus defendidos, y la guardia se niega a presentarlos con el argumento de que el preso no desea ver a su defensor.

· Si va preso una persona de relativa fortuna, pagará a las autoridades para ser enviado a las “´cárceles de ricos”, como es la jefatura de Montevideo o algunas “chacras cárcel”.

· Si el preso no es rico, pero desea vivir en la cárcel relativamente tranquilo, deberá pagar al mandamás, otro preso, una mensualidad de diez o doce mil pesos. Este dinero lo pagará la familia del protegido, y lo obtendrá robando.

En definitiva, lo que tenemos es una descripción de un sistema simbiótico, estable y autoperpetuante: Los policías y los presos, ambos viven del delito.

Homo homini lupus.

Plauto

(el hombre es un lobo para el hombre)

4 comentarios:

Nicolas dijo...

Es cierto que a veces el hombre es lobo para el hombre, pero el problema en este caso es precisamente que no hay lobos. Las relaciones de confianza entre los policias y los delincuentes suceden porque no hay castigos creibles. Falta el miedo.

Eldo Lappe dijo...

Confirmo una vez más: Dios existe y es amigo mío; justo ahora que me voy de vacaciones, Javier me consiguió un suplente. -dejo, de puro comedido, un modesto aporte extraído del Bhaghavad Gita: Olesker a Institutos Penales. Y uno mío: Privatizar las cárceles ya.

eldo-lappe.blogspot.com

Eldo Lappe dijo...

Ayer la hija de mi Señora, bachiller de 18 años de edad, trabaja y estudia) fue al Estadio y, una vez más, recibió es siguiente tratamiento por parte de un supuesto representante del lema Libertad en el Orden, parado inicialmente sobre un montículo de césped, que le hacía inaccesible a su audiencia:"A estos putos les gusta que les peguen. Viene pa eso". Luego bajó y la emprendió a palos contra la fila que esperaba entrar y, empujada por los de atrás, se acercaba demasiado (para su gusto) a la zona de revisación. Mi hija (21, finalizando Licenciatura, trabaja) sabía que la hinchada de Independiente vendría a marcar territorio a sangre y fuego, por lo cual se arrinconó en la Colombes contra la Olímpica, desde donde vio el desastre que iniciaron los revoltosos que no debieron pasar Migración y los que sí una revisación de verdad;provocando a los siempre dispuestos retardados mentales que, para nuestra desgracia, integran la barra del más grande. 1) Prevención 2) Disuasión 3) Represión 4) Procesamiento 5)Reclusión 6) Rehabilitación 7)Reinserción. Así dice el Manual. Fumando espero.

Anónimo dijo...

En cuanto a lo medular del tema, no me queda claro si la lectura en griego lo es del antiguo o del griego moderno conocido como koiné.

De la parte accesoria del comentario, Coincido con Nicolás más arriba. No hay autoridad, no hay sanciones, no hay miedo. Pero más que la realidad sería bueno visualizar la tendencia: jueces que no quieren ver, autoridades que no existen, comisionado que cobra una fortuna por decir lo que todos saben y de vez en cuando una ayudita a los narcos internacionales para que estén un poco más cómodos.

Me quedó otra duda, volviendo al tema principal que motiva estos comentarios, a qué temperatura estás sirviendo el Pomery?

Leroux