A veces es más fácil comprender los problemas de países lejanos que los propios. El distanciamiento nos permite mirar las cosas con menos preconceptos, menos pasiones y una mente más abierta. Si logramos entender lo que pasa en esos países, no pocas veces podemos luego entender mejor lo que pasa en el nuestro.
He leído un artículo sobre educación en Sudáfrica en el New York Times (“Eager Students Fall Prey to Apartheid`s Legacy (Estudiantes motivados son víctimas del legado del apartheid) por Celia W. Dugger). Resumiré el mismo:
Durante el gobierno racista blanco, se impuso la política del “apartheid”. Esta política establecía dos sistemas educativos separados, uno para blancos, otro para negros. El sistema para los blancos, preparaba para la universidad, de donde salía la elite intelectual del país. El sistema para los negros, buscaba formar obreros disciplinados y personal de servicio. El sistema educativo negro estaba rígidamente organizado y supervisado por el gobierno blanco.
Cuando se terminó el régimen racista blanco, se desmanteló el apartheid y el nuevo gobierno negro establece una política educativa con el objetivo de darle mejor educación a la población negra, y específicamente formar profesionales negros. El desempleo entre las personas sin educación (mayoritariamente negros) es muy alto, y existe una gran demanda de ingenieros, médicos y otros profesionales que obtienen altos salarios.
Las medidas que tomó el gobierno negro fueron:
a) integrar racialmente la educación
b) aumentar el presupuesto educativo
c) reducir a un mínimo la estructura disciplinaria del sistema educativo.
Sin embargo, el gobierno no ha logrado reducir la brecha educativa entre los blancos y los negros. El articulista expone los siguientes motivos:
a) Mala formación de los maestros y profesores negros, una herencia del apartheid.
b) Gremios docentes preocupados únicamente por los derechos de los docentes pero no por sus responsabilidades.
c) Alto ausentismo docente con la imposibilidad de los directores de los institutos de sancionar a los docentes ausentes por el desmantelamiento del sistema disciplinario.
Afortunadamente los alumnos están altamente motivados en aprender, y cuando los docentes faltan, protestan y se quejan. No sólo eso, sino que también se organizan para estudiar juntos en la clase, durante la ausencia del docente.
Hasta aquí Sudáfrica. ¿En qué medida en el Uruguay tenemos problemas similares de diagnóstico semejante? ¿Son los pobres uruguayos los negros de Sudáfrica?
En el Uruguay la brecha educativa es muy importante, sólo que no es entre blancos y negros, sino que entre ricos y pobres. Mientras que en Sudáfrica se viene de una situación muy mala, el apartheid, y se busca cómo mejorar, en Uruguay venimos de una situación relativamente buena, y la realidad no para de empeorar. También aumentamos el presupuesto educativo, sin ningún resultado positivo en la extensión y calidad de la educación. Se ha relajado la disciplina. Los gremios docentes establecen sus prioridades igual que los sudafricanos. El ausentismo docente es endémico.
Los liceos públicos se han calificado de depósitos de adolescentes, donde no es posible demostrar que al terminar el liceo, lo hagan con más conocimientos que los que tenían al terminar la escuela. (cito de memoria a Germán Rama, en base a estudios publicados).
En los liceos privados, donde van los hijos de familias con más recursos, la situación es mejor. Por lo menos el ausentismo docente está sanamente limitado, los padres no desean pagar a docentes que no dan clase, de la misma manera que no le pagamos al verdulero si no nos entrega las papas y cebollas que le pedimos.
Lo que llama la atención como diferencia entre lo que nos describen de Sudáfrica y lo que vemos en Uruguay, es el interés de los alumnos por aprender allá, y la desmotivación acá.
En Uruguay, a diferencia de Sudáfrica, la población no ve a la educación como una herramienta para salir de la pobreza. Me gustaría conocer a qué se debe esta percepción, si bien es cierto que un título de abogado o médico ya no garantiza la pertenencia a las clases medias acomodadas, sí permite aspirar a algo mejor que los sueldos miserables que ganan los que no han terminado el liceo.
Aventuro una hipótesis adicional, y es que los estudiantes liceales, al terminar el ciclo, no tienen cabal idea de la pésima educación que han recibido. En Sudáfrica, el ingreso a las Universidades requiere un examen de ingreso, que pierde la gran mayoría de los estudiantes negros. Tienen un certificado de que han terminado su educación secundaria, pero también la prueba de que no es suficiente para ingresar a la Universidad.
El sistema uruguayo, les da una falsa sensación de logro, ya que alcanza con haber terminado el ciclo secundario para tener garantizado el acceso al universitario. El estudiante, mal preparado, comienza los primeros años y lentamente se da cuenta que no ha aprendido lo que precisa. Algunos con gran tesón pueden remediar sus falencias formativas, la mayoría no, y abandonan. Al faltar la constatación inmediata de la estafa educativa que han sufrido, el estudiante no protesta exigiendo un cambio del sistema y luego de unos años el fracaso universitario sólo deja paso a la resignación.
Amables lectores: ¿Podrán con su entusiasmo y valorización de la educación los estudiantes negros sudafricanos presionar al sistema para que mejore su calidad? ¿Tendrán un futuro promisorio? ¿Es la mala calidad de la enseñanza pública uruguaya, junto con la desmotivación del estudiantado, garantía de fracaso? ¿Están los estudiantes pobres uruguayos condenados a un futuro negro?
lunes, 28 de septiembre de 2009
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6 comentarios:
Sabés que pasa Galarza? No hay mejor "negocio" político que hacerle creer a la gente que "la culpa" es de otro.Sé lo que digo: muchísimos de los hijos de los líderes del FA van a centros de estudios privados (Blancos y Colorados también, por supuesto!). No está mal. Lo que está mal es ver tal como son las cosas y ellos, que tienen el poder, no han hecho nada por arreglarlo.Me canso de decirle a los chicos: "no se dejen estafar: el famoso Arquitecto que es taxista no existe". Pero no hay caso: las fuerzas que bregan por mantener a los pobres en situación de pobreza son las más efecientes en nuestro País.De cualquier manera, no bajemos los brazos.
Estimado Jose Javier: primero, sinceramnte, cuando lei que ibas a dejar el blog por no tener comentarios, se me escapo un "que Boludo" cuando explicas la causa de esa situacion. Te recomiendo dejar de lado toda censura, y no moderar los comentarios, asi te quitas un "trabajo" de encima...
Con respecto al articulo, te dire que esa situacion que vos describis, esta pasando de ser "reservada" a ser "grave", y uso lenguaje medico no por casualidad. Mi señora trabaja al lado de medicos y de estudiantes de medicina. Son escasos los dias que no conoce, como le paso hace pocos dias en carne propia, de diagnosticos errados de primer año que ponen en riesgo la vida de los pacientes, eso hablando de medicos recibidos.
En cuanto a los estudiantes, conoce algunos con faltas de ortografia...que no parece grave en primera instancia, pero la verdad, que yo prefiero toda la vida un medico sin faltas, a uno que si las tenga. Por el simple echo que las faltas denotan falta de lectura, que denota falta de preparacion, de cultura, de atencion. Por eso, no quiero medicos con faltas de ortografia...me explico?
Saludos cordiales.
Jorge Olivera
http://bloguentarios.blogspot.com
Usted tiene razón pero se afina la puntería tendrá aún más razón. Las demagógicas políticas de inclusión han llenado los liceos de muchachos que no han sido debidamente informados de que se está haciendo un esfuerzo por incluirlos..., ni se les ha explicado cómo son las cosas (soponiendo que lo sean de alguna manera)..., etc. El resultado es que aproximadamente un 25% de cada clase está compuesta por chiquilines que no tienen el menor interés en educarse ni en incluirse ni en nada que no sea la guarangada o el tumulto de más baja estofa. Resultado del resultado: el 75 % restante de cada clase tiene que bancarse las cotidianas périddas de tiempo que provoca el otro 25%, y bancarse también la paupérrima calidad de lo que sus docentes pueden brindar... Resultado del resultado del resultado: quien quiera realmente educar a sus hijos sabe que no puede contar con la educación pública; dicho de otro modo: la brecha educativa entre "ricos" y "pobres" es cada vez mayor: quien puede envía a sus hijos a buenos colegios privados, quien no puede se resigna a que convivan con la decadencia y la estolidez. Genial la izquierda.
Su blog es voz de muchos. Trataremos de dejar comentarios. No nos abandone.
UnoQueAndaPorAhí
Trabajo en secundaria y tengo la solución:
Exámenes a fin de cada curso, con evaluación externa. Estímulos económicos a los profesores de los alumnos más exitosos (en vez del presentismo). Vestibular como en Brasil antes de entrar a la Facultad.
Pero a nadie le interesa que la gente sea más inteligente.
Estimada F. de P.: Creo que su solución es muy buena, temo que si se enteran en secundaria la echen. La ministra de cultura asumió el cargo con la idea de evaluar la calidad de la enseñanza, y casi la mandan para la casa. Y la ingeniera sabe.
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