viernes, 25 de julio de 2008

¿Debemos exportar profesionales?

Profesionales uruguayos recién recibidos, dejan el Uruguay para trabajar en otro país. Al rector de la Universidad de la República (UDELAR) esto le parece mal, porque nada devuelven a la sociedad por una educación que pagamos todos. Propone una ley que obligue a los recién recibidos a trabajar para el Estado un par de años antes de poder irse.  

Es fácil darse cuenta que una ley de este tipo no solucionaría el problema y tal vez lo agrave. Al aumentar la oferta de profesionales (por los que no dejaría ir) y al contratar a bajos salarios (que son los que paga el Estado), deprimirá el mercado profesional nacional. Si la principal razón de la emigración de los profesionales es la brecha entre lo que ganan acá y lo que ganarían allá, al deprimir el mercado local aumentará esta brecha. No se podrán ir los profesionales recién recibidos, pero aumentará el incentivo para que se vayan todos los otros. El resultado final puede ser peor que la situación actual.

La ley propuesta no sólo no lograría reducir la emigración, sino que parte de un supuesto erróneo, que es que la emigración de profesionales es mala para el país.   ¿Ignora la Universidad que las personas que trabajan con su intelecto viven en un mundo globalizado? El profesional que vive unos años en un país de mayor desarrollo, aprende nuevas cosas de su profesión, conoce mejor el mundo, y establece relaciones personales, profesionales y comerciales que son un capital invalorable para nuestro país. Lo que se debe incentivar es que el profesional que se fue a trabajar a otro país, mantenga vínculos estrechos con el Uruguay, y entonces podrá nuestro país podrá utilizar su capital de relaciones. Esto no es ciencia ficción, fue la base del desarrollo de los últimos años de la India. Profesionales hindúes que vivieron unos años en los Estados Unidos luego volvieron a su país para establecer una gran corriente de exportación de servicios de la India a los Estados Unidos. Hay muchos profesionales uruguayos que ya cumplen una función semejante, sólo debemos incentivar que haya más y la sociedad toda se verá beneficiada.


El problema de fondo es que la Universidad de la República es un Robin Hood al revés: le saca a los pobres (la mayoría de los que pagan impuestos) y le da a los ricos (la amplia mayoría de los que se reciben en la UDELAR).  

Esto es injusto. La manera de solucionarlo es sencilla: cobre la Universidad la matrícula, y beque a los estudiantes que no puedan pagarlo. ¿Por qué la Universidad se opone a esta última solución?

Piense el lector es un estudiante típico de la UDELAR, esto es un joven o una joven de familia de clase media superior, que ha ido toda su vida a un colegio privado. Tiene ahora que optar entre las Universidades privadas, con buena infraestructura, clases que no se interrumpen por huelgas y profesores que no faltan, y la Universidad de la República en las condiciones que todos conocemos. Si todas las Universidades cobrasen la matrícula, ¿a dónde irían los estudiantes? Indudablemente, salvo en las meritorias excepciones de algunas facultades y opciones de la UDELAR que mantienen su prestigio académico, la mayor parte de estos estudiantes se iría a las Universidades privadas.

El lector pensará que esto sería muy bueno. Los estudiantes que pueden pagar en su gran mayoría irían a las Universidades privadas. Los estudiantes que pueden pagar y desean i r a la UDELAR, van y pagan. Y la UDELAR puede dedicar su presupuesto a dar generosas becas a los estudiantes que las precisan y con menos alumnos, mejorar la calidad de la enseñanza


El lector estará en lo cierto, sería muy bueno. Pero no para las autoridades de la UDELAR, que perderían poder político al quedarse con una cantidad de alumnos reducida, y lo que es peor, si la UDELAR cobrara, los estudiantes se sentirían con derecho a exigir mucho más de lo que hoy reciben, desde profesores que no falten, a salones limpios.